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Mostrando entradas de diciembre, 2009

Monólogo del muerto (Tercera parte)

Cuando uno todavía está vivo, enterarse de la muerte de alguien suele ser una experiencia desagradable, porque siempre se termina pensando en el futuro propio, y eso desestabiliza un poco. Sobre todo si uno alcanzó a conocer al muerto. Aunque para ser franco, yo no recuerdo haber conocido alguna vez a Carolina O’Piorci. No es por cambiar de tema. Se que usted imagina que el problema con mi padre, y quizá las circunstancias de mi propia muerte, guardan alguna relación con mi trabajo en aquella campaña; pero en la vida, y esto lo sabe muy bien, las cosas suelen ser mucho más complejas de lo que parecen a primera vista. Carolina O’Piorci había desaparecido unas dos semanas antes de que Carmen y yo fuéramos a San Antonio. La última vez que la vieron con vida fue durante una fiesta de la casa editorial en la que trabajaba; creo que se trataba del lanzamiento de una novela. Eso fue un sábado por la noche. Recuerdo haber visto los carteles de “ayúdenos a encontrarla” cubriendo casi todas las