Después de un largo, pero bien aprovechado receso, vuelvo al estudio para emprender la aventura de un nuevo disco. Desde que se lanzó el primero , hace cuatro años, un sinnúmero de sucesos diversos me llevaron a replantear el abordaje de la música que hago, y en el camino me he reencontrado con la tradición cultural de mi país de origen, Ecuador. A decir verdad, lo que me ha sucedido ha sido más un maravilloso descubrimiento y un refrescante aprendizaje, que un reencuentro. Pese a que nací en la capital ecuatoriana, la circunstancia de mi ascendencia colombiana primero, y las oportunidades vitales de mis padres después, me desconectaron del suelo originario muy temprano y me destinaron a crecer entre dos culturas diferentes de aquella que me puso en el mundo, de modo llegué a conocer y vivir a Quito cuando ya había cumplido 10 años. Recuerdo el aterrizaje en la ciudad y los rostros de la gente que nos esperaba en el aeropuerto; recuerdo sus manos llamando a mis padres, y recuerdo
Ejercicios de aproximación literaria, relatos, canciones y otras barbaridades esquizo-lingüisticas