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El orden de los factores

Quiero que hablemos todos los días mirándonos de frente. En la madrugada decirte buenos días, y escuchar caer el agua mientras te duchas antes de empezar la jornada. Quiero que entres a mi mundo y te quedes a formar parte, y yo quiero entrar en el tuyo y hacerlo también mío. Quiero que conozcas a mi gente y que los adoptes en tu familia, y conocer a los tuyos y que me sientan cotidiano. Quiero cuidar de ti. Quiero sentir tu piel abrigándome el pecho durante el invierno. Quiero que tus ojos iluminen mis noches. Quiero que mis brazos rodeen tu cintura, y contener tu alma con mis manos en tu espalda. Quiero que me hables mientras tomo café, y me vuelvas a explicar por qué lo evitas para cuidar tus dientes de la cafeína. Quiero conocer a tus hijos y enseñarles a tocar guitarra. Y ser su amigo. Quiero que conozcas a mi hermano y a mi madre, y que los encantes con el humor negro que me atrajo desde el principio. Quiero que me cortes el cabello. Quiero cantar para ti todas mis canciones nue...
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Cuando termine

Cuando todo esto termine, te preguntarás: ¿cómo habría sido si el viento no soplara sobre las velas de tu barca ausente?. ¿Cómo -si el sol tostara en las mañanas tu mejilla derramada entre mis dedos, y tus labios y tu lengua remojaran, con el café y el pan, mis buenos días al desayuno? Te preguntará tu piel por la piel que ha sido tuya y que no estará ya para enderezar sus grietas, ni estos dedos para enjugar tus ojos.  Te preguntarás frente al espejo por la ausencia que te abraza, y llorarás mientras escuchas el eco lejano de un canto de despedida.  Y será tarde, muy tarde, porque el sol se apaga, y la mar se seca y tu barca ausente se pierde en la orilla ocre del ocaso. Y ya no habrá pan, café, lengua y labios. Ni piel, ni mano, ni mejilla, ni huesos, ni polvo. Cuando todo esto termine, solo quedará mi canto. 

Soneto IX

El velo, los anillos, el vestido,  Los votos, los deseos, los juramentos, rezar para entregar los sentimientos, alianzas que no sean humo vendido.  La cruz, la bendición,  la firma, el rito, del penúltimo de los sacramentos, Bailar, fotografiar cada momento, Beber, reír, llorar, marcar un hito.  Seguir en la riqueza y la pobreza, jurar amor eterno con certeza; que el Dios de las tormentas los ampare Ir dibujando juntos cada trazo, Ser cada quien, del todo, un pedazo Y amar, aunque la muerte los separe.

CUARENTENA DÍA 00

Es viernes 13. Tengo que salir a una reunión de trabajo para definir un concierto que está programado para el 27. Algo se ha dicho sobre limitar el contacto interpersonal, y se espera que en algún momento se prohíba estar en la calle. Mi teléfono está sin datos, así que antes de salir de la casa me conecto al wifi para buscar una imagen. Cursi. El #Principito sentado frente a la rosa de su propio mundo. Es un mundo pequeño en el que no existe nadie más. El Principito mira, la rosa mira. Se miran. Al fondo una puesta de sol. Es una imagen perfecta en el momento perfecto en un mundo perfecto. Cursi también. Es un mundo perfecto porque no existe... O sí?. “Podríamos ponernos en cuarentena en el asteroide B-612 hasta que pase el coronavirus.” Escribo la frase sobre la imagen y la suelto al mundo en un estado de Whatsapp. ¿Reaccionará? Sé que la estoy mirando. Pero ella, M., ¿me mira?... Siempre reacciona. Llevamos dos años en eso. ¿Por qué… si no somos nada?. (Si hubo algo, duró lo ...

Curioso Malentendido

"Pero si ella nunca supo de Sofía, ni de Magdalena, ni Ana, ni Lucía, ni de aquella chica, la que prefería darse duchas frías sin temor a la influenza... Pero si ella nunca supo de Paola la prima de Diana, ni Adriana, ni Lola, ni de aquella que estando conmigo a solas nunca anduvo en bolas porque le daba vergüenza"

Soneto VIII

Si se graba un día "El Vino y La Sal" y se estrena en todas las emisoras, y te encuentra sola, al clarear la aurora, su compás de cumbia de gris arrabal, si al oír la letra, tu sangre glacial se acelera, corre, arde, o se acalora al menos tu voz, será porque añora ser adorno triste del canto final. Las risas ya no te alivian dolores, ni es rojo el café, ni las cartas verdes, y en las fotos sales con la seriedad de labios que, aunque cautivadores no entienden toda tu belleza. Pierdes las mejillas sanas. Ganas soledad.

Soneto VII

PRIMER MES Despertar cuatro domingos con resaca; abusar todas las tardes del café; consolar la tristeza de dos gatas que no paran de maullar desde hace un mes. Fracasar con un prospecto de conquista; recibir llamadas de una que otra ex; e sconder el disfraz añil de artista; perder, con mi hermano, al ajedrez. Trasnochar escribiendo mil canciones; escuchar de los amigos, instrucciones; sumergirme en Drexler, Sabina y Juan Luis. Desnudar las intenciones del silencio; atajar los balonazos del recuerdo de quien no cantó mi "cumpleaños feliz".