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CUARENTENA DÍA 00


Es viernes 13. Tengo que salir a una reunión de trabajo para definir un concierto que está programado para el 27. Algo se ha dicho sobre limitar el contacto interpersonal, y se espera que en algún momento se prohíba estar en la calle. Mi teléfono está sin datos, así que antes de salir de la casa me conecto al wifi para buscar una imagen. Cursi. El #Principito sentado frente a la rosa de su propio mundo. Es un mundo pequeño en el que no existe nadie más. El Principito mira, la rosa mira. Se miran. Al fondo una puesta de sol. Es una imagen perfecta en el momento perfecto en un mundo perfecto. Cursi también. Es un mundo perfecto porque no existe... O sí?.

“Podríamos ponernos en cuarentena en el asteroide B-612 hasta que pase el coronavirus.”

Escribo la frase sobre la imagen y la suelto al mundo en un estado de Whatsapp. ¿Reaccionará? Sé que la estoy mirando. Pero ella, M., ¿me mira?... Siempre reacciona. Llevamos dos años en eso. ¿Por qué… si no somos nada?. (Si hubo algo, duró lo que toma escribir tres canciones).

La última vez estuve esperando a M. casi 24 horas. Después de un año de no hablar. Después de un año de bloquearnos en redes. Después de un año y 6 canciones nuevas, un día me dio por lanzar otro estado de Whatsapp con la imagen de un rey de ajedrez recostado sobre el tablero vacío. “Check Mate”. Pensé “mañana me va a escribir”, y me senté a esperar. Se tomó todo el día, pero al final, justo cuando creí haberme equivocado, apareció:

M: Hola, ¿cómo estás?... Ayer encontré en mi casa un libro tuyo. Quería saber cómo hacemos para devolvértelo.

Nos vimos para desayunar. No llevó el libro. Nos volvimos a ver un par de veces más. No llevó el libro, pero igual yo le di otro. Comenzamos una partida de ajedrez que no terminamos. Nos besamos y acto seguido me rompió el corazón. Otra vez. La llevé a dar una vuelta en el carro y luego nos volvimos a besar frente a su casa, dentro del auto, como en una mala comedia romántica de los ochentas. Cursi. Después se bajó del carro y nos perdimos de nuevo.

Es viernes 13. Han pasado ocho meses. El Principito mira a su rosa, y yo camino rumbo al Ochoymedio con la cantante cuyo concierto está programado para el 27. No está la administradora. Queremos hablar con ella para saber si habrá algún cambio en la programación, porque el gobierno ha prohibido los eventos con más de 250 personas, y se presume que pronto limitarán el tránsito en las calles. Quiero preguntárselo por Whatsapp. Como no tengo datos le pido a la cantante que me los comparta desde su teléfono. Me conecto. Entra un mensaje que responde a la puesta de sol en el asteroide B-612:

GM: ❤️
YO: Cuando quieras ir al asteroide B-612, recuerda que tienes un lugar esperando en mi nave espacial 🌹 (Sí, yo sé. recontra Cursi)...
GM: Hoy tuve muchas ganas de desaparecer. Así que me sentí identificada con la imagen. Gracias 😊. Aprovecho para preguntar cómo estás? ...

Siguió una larga conversación que duró hasta la madrugada del otro día. No he vuelto a salir. Al día siguiente comenzó la cuarentena.

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