Tonada
L. y M. Javier López Narváez
L. y M. Javier López Narváez
Todas las mañanas yo me despierto escuchando
esa melodía que me hace pensar en ti;
y en la ducha, a veces, me descubro tarareando
la canción de dulce que siempre te hace reír.
Siempre voy cantando, de camino a la oficina,
aquella que dices que te gusta pa’ bailar;
y cuando me brinda alguna tregua la rutina
trato de encontrar la rima que te pueda
enamorar…
CORO 1
Y escribo que son tus ojos
tus rojos labios, tu dulce boca
los que me quitan el sueño,
y es tu cabello el que me provoca;
Y escribo que son tus ojos,
las joyas por las que cambio todo,
por las que sueño de nuevo
con cantar ‘me gustas’, pero de otro modo
Cuando tú me miras y me pides que te cante
sabes que eso puede generarme malestar,
que cantar a veces me resulta vergonzante
sobre todo cuando se que tú vas a escuchar.
sabes que eso puede generarme malestar,
que cantar a veces me resulta vergonzante
sobre todo cuando se que tú vas a escuchar.
No disfruto del estilo de radioemisora,
de versos ligeros yo me suelo empalagar;
y por eso entiendo que esta canción no enamora
pues mis adjetivos sobran, en tu lógica radial…
CORO 1
Y escribo que son tus ojos,
tus rojos labios, tu dulce boca
los que me quitan el sueño,
y es tu cabello el que me provoca;
Y escribo que son tus ojos
los mares entre los que me ahogo,
por los que sueño de nuevo
con cantar ‘me gustas’, pero de otro modo
CORO 2
Y escribo que: “son tus ojos,
que son tus labios, tu dulce boca;
los que me quitan el sueño,
y que es tu cuerpo el que me provoca”
mas todo me suena cursi,
y no me gusta, y lo borro todo;
intento empezar de nuevo,
a decir “me gustas”, pero de otro modo.
Hablar de “tus ojos tristes”
sería como plagiar a Sabina;
si yo fuera un tal Juan Luis,
te podría escribir “La Bilirrubina”.
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