Ir al contenido principal

Propuesta para abolir las distancias

Camina conmigo un rato,
un tramo tan sólo y hablamos después:
mira las suelas de mis zapatos
no están gastados, y me viste correr.

Olvida lo que te enseñaron,
no sirve a mi lado, ¿Qué puedes perder?
si quieres hacemos un trato:
si aguantas el paso no me vuelves a ver

Camina conmigo adelante
y dime por dónde debería seguir;
es fácil hablar del pasado,
un poco más complicado del porvenir

elige el camino correcto
o el camino más corto,
el que creas mejor

si quieres hacemos un trato:
si aguantas el paso no me vuelves a ver

Ven y camina conmigo, cambiamos de piel
ven y verás que al final no lo hice tan mal
ven y se fuerte, y que la suerte no te falte
ven y camina conmigo, cambiamos de piel

Camina conmigo, quiero ser testigo
ver lo que sabes hacer
que yo no te fallo ni falto al respeto
y mi palabra es de ley

Si quieres cerramos el trato
y si aguantas el paso no me vuelves a ver

Ven y camina conmigo cambiamos de piel
ven y verás que al final no lo hice tan mal
ven y se fuerte, y que la suerte no te falte
ven y camina conmigo cambiamos de piel

E. Bunbury

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memoria de un rey león

Mi abuelo me llamó una tarde a su estudio, me hizo sentar en el escritorio y me puso al frente su máquina de escribir. Yo debía tener unos diez u once años y me fascinaba el arte de la escritura mecánica, muy anterior a la digital, porque le sentía un halo de misterio mágico y un vínculo secreto con la literatura. De modo que me ilusionaba jugueteando con las letras labradas en el metal del teclado y aspirando el aroma relajante de la cinta de tinta negra, cuando el abuelo comenzó a dictar un discurso. No recuerdo cuál era la ocasión exacta: una cena previa al viaje de mi tío a España o posterior a su regreso; pero el abuelo había preparado un brindis bien redactado y yo era el secretario que lo debía pasar en limpio.  Esto es lo primero que recuerdo ahora, sentado en mi propio escritorio frente a una computadora portátil. Recuerdo sus palabras, engarzadas en frases completas que me dictaba con parsimonia. Frases que se había esforzado por construir elegantes y que se e...

Discurso póstumo

En 2018 una querida amiga, a quien considero como mi segunda madre, me pidió escribir un discurso para acompañar el reconocimiento que ella debía entregar a la cantante ecuatoriana Paulina Tamayo. Hoy recojo ese texto, como un homenaje póstumo para despedir a la leyenda.  Esta noche tengo que entregar un reconocimiento al desempeño y la trayectoria de doña Paulina Tamayo, y todavía no he podido dar con las palabras justas que acompañen el momento, y que sean capaces de ponerlo a la altura de la artista que recibirá el homenaje. ¿Qué le podemos decir, que no haya escuchado antes, a la mujer que empezó a recibir trofeos cuando apenas tenía cinco años? Comenzaba la década de 1970, y la inocente niña de entonces inició su carrera con el acto, simple y puro, de abrir la boca para cantar en un concurso de aficionados promovido por radio Éxito, del fallecido José Rodríguez Santander.  ¿Qué valor podemos agregarle hoy a esta carrera, cuya primera presentación producto de a...

Cuando termine

Cuando todo esto termine, te preguntarás: ¿cómo habría sido si el viento no soplara sobre las velas de tu barca ausente?. ¿Cómo -si el sol tostara en las mañanas tu mejilla derramada entre mis dedos, y tus labios y tu lengua remojaran, con el café y el pan, mis buenos días al desayuno? Te preguntará tu piel por la piel que ha sido tuya y que no estará ya para enderezar sus grietas, ni estos dedos para enjugar tus ojos.  Te preguntarás frente al espejo por la ausencia que te abraza, y llorarás mientras escuchas el eco lejano de un canto de despedida.  Y será tarde, muy tarde, porque el sol se apaga, y la mar se seca y tu barca ausente se pierde en la orilla ocre del ocaso. Y ya no habrá pan, café, lengua y labios. Ni piel, ni mano, ni mejilla, ni huesos, ni polvo. Cuando todo esto termine, solo quedará mi canto.